Como siempre los caminos se dividen
y yo decidí tomar el rumbo de llamarte gilipollas y cerrar la puerta,
en vez de permitirme perdonarte una vez más.
Quisiera decir que estoy orgullosa,
que no te lloro en la madrugada,
que puedo rodar a tu lado de la cama sin que se me rasgué el corazón.
Quisiera que supieras que no soy feliz,
pero que finjo esa sonrisa ladeada de puta madre.
Tristeza camuflada de maldad.
Hoy por hoy no me quedan motivos
ni excusas
para poder salir a buscarte y pretender casualidad,
para mirarte y pretender que no me duele,
para hablarte y pretender que no he echado de menos tu voz.
Q
U
É
D
A
T
E
Aunque sé que es un error pedírtelo
y vas a ser de nuevo la ola que me ahogue y no me deje respirar.
Pero sí,
v u e l v e, y no desaparezcas.
Maltrata todo lo que es mío, deja tu marca, tu caos e impregna mi ropa de nuevo con tu olor.
Ojala me quemes más esta vez,
y pueda ir de tu mano
presumiendo de cicatrices.
Yo soy la misma que te echó
y ahora te pide que retrocedas,
que te des la vuelta cuando chillo tu nombre
para callarme de la manera que solo tú sabes hacer.
Piensan que estoy loca, amor.
No lo entienden.
Esta es la posdata
de esa carta que nunca debí escribirte...

Comentarios

Entradas populares