He decidido ponerme algo positiva, porque con la de cosas bonitas que he visto en estos días sería una pena quitarles el protagonismo.
Hoy me he levantado dos minutos antes de que sonase la alarma, y he puesto el pie izquierdo en el suelo antes que el derecho, por aquello de que es lunes y de que Pablo no me contestó al último mensaje de anoche.
Cuando he salido a la calle no hacía frío, y el gris era menos gris y un poco más rosa de lo que suele. El vecino del tercero me ha sujetado la puerta del portal, y me ha dado los buenos días silenciosos con una sonrisa.
A medio día me he encontrado dos euros en el suelo, me he comprado un café y cuando volvía a casa, un chico precioso con el ojo derecho morado, me ha guiñado desde la entrada del parking.
He comido con hambre (que siempre es un placer), he fregado al ritmo de Seafret y mamá me ha hecho una trenza mientras me hablaba de Consuelo, que es su abuela y lo que ella necesitaba. 
Mas tarde me he duchado. Con agua templada, con pelo, con cuidado, con fuerza y sin preocuparme.
Ahora acabo de ver una foto tuya, y se me ha parado un poquito menos el corazón que ayer, cuando te vi de lejos en pleno Callao.

Ha sido un día bonito sin ti y jamás pensé que diría nada parecido. 

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