Le he dado sesenta y seis veces la vuelta al mundo sin munición en las palabras.
Y que peligro.
Por un momento pensé que el verano me sonsacaba a gritos e insistencia las ganas de volver a verte después de catorce años de mentira, no reales y no tan largos.
Nadé en la lluvia eterna de Holanda y lloré en Bélgica todo lo que mi francés me permitió. Acaparé la atención de París, follé con nostalgia mirando una postal, dejé que me apuñalasen los fiordos de Noruega.
Nunca deshice la maleta, nunca pensé en volver mientras volvía.
Tú llamaste y dijiste que nunca más. Yo pedí por favor que no te retirases.
Y ahora abrasados de puestas de sol y cemento caliente nos volvemos a ver, no traigo recuerdos ni fotos, no tengo qué enseñarte.
Un beso me ha susurrado lo contrario,
he vuelto a desaprender,
y temo por cada uno de mis errores que huelen a lejano y aeropuertos.

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