Si fuese otra mujer tendría mi apartamento decorado como Natura. Viviría tan sola que mi gato lloraría por mí, temiendo el día en que desapareciese.
Me levantaría todos los días tarde y con dolor de cabeza, alguien sin nombre tumbado a mi lado y que huele bien.
Si fuese otra mujer me enamoraría del pirata que tiene pavor al agua pero vive y se ahogaría en ella. Un pirata que arriesga y no busca tesoro porque conoce el secreto, y sabe que no existe. Me enamoraría de un realista más oscuro que yo sin ápice de piedad en ningún rincón de su caja torácica.
Los domingos serían un día de muerte, dedicados a quemar fotografías, leer desnuda en el suelo del baño, enseñar las tetas por el balcón, fumar hasta sentir que mi garganta se vuelve cáncer.
Si fuese otra mujer escribiría con sangre, pero nunca con la mía. Tendría mil libros en blanco que cuentan historias que solo yo sufro, y tres plumas sin tinta.
Aparecería en el pub todos los días para beber zumo de manzana y llorar sobre el servilletero. Dejaría notas sobre las paredes y besaría más dulce que nunca.
Si fuese otra mujer me confundirías y terminarías por no reconocerme...
Gracias a todo menos Dios que yo soy yo
y que tú eres tú.
Y que si fuese otra mujer, tú serías otro hombre y,
quien sabe,
a lo mejor hubiésemos muerto en el naufragio.

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