Hace exactamente tres años me preguntaste que cómo no me había dado cuenta antes. Me mandaste el único mensaje que me ha hecho llorar jamás y después te destrocé, y te dije que lo sentía, como si aquello pudiera camuflar los daños.
Hoy me he acordado de ti, he pensado en todo lo que has cambiado, en lo feliz que se te ve, en lo fuera que hemos acabado el uno de la vida del otro.
Y es curioso.
Curioso que yo, la persona que te rompió el corazón por primera vez, sea la persona que ahora ves por la calle y no reconoces.

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